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La Badalona “angoixada”

Ahir diumenge, al seus fulls de “Vivir” La Vanguardia publicava un molt interessant article sobre Badalona i els “problemes” de la immigració. Recomano la lectura sencera, però vull destacar alguns paràgrafs, tot i que, ja adverteixo, no en tots comparteixo el que diuen. Només una part de l’article està disponible, la resta és de pagament, però crec que val la pena llegir encara que sigui només la part que no és de pagament: Qué ocurre en Badalona

Badalona se ha convertido en un banco de pruebas donde algunos estrategas experimentan con una mezcla volátil: política e inmigración. Y los medios, volcados en la cacería de lo inmediato, olfatean la pólvora como nadie.

Important apreciació. Els polítics fan la malifeta, els mitjans l’amplifiquen i els ciutadans paguem els plats trencats 🙁

Las causas de este hecho diferencial badalonés son múltiples pero casi todo el mundo –incluidos algunos de los gestores del ayuntamiento gobernado por una coalición de PSC y CiU– admite que desde la Administración se ha actuado tarde y sin el vigor político que precisa el momento. El socialismo badalonés hace tiempo que ha perdido pie en el aparato político catalán.

Que el socialisme badaloní no té peu a l’aparell català no és nou, que això pugui afectar a la política local em sembla vergonyós. Però, realment és així?

La defensa de la multiculturalidad ha justificado a menudo la inopia hasta agotar la paciencia de muchos vecinos que han visto como los barrios que ellos mismos construyeron han vuelto, otra vez, a escenas que ellos dejaron atrás en los sesenta. La frustración en lugares como La Salut, Artigues o Sant Roc es grande. La impresión de que les han abandonado a su suerte, total.

Miquel Jurado

Militante del PSC en la transición, más tarde cargo de confianza de CiU, activista vecinal de larga trayectoria. Hoy es el embajador del líder del PP de Badalona, Xavier García Albiol.

Afirma:

“Llenamos los agujeros que han dejado otros”.

Val, d’acord, però, amb què omplen els forats?

Seguim.

En el Centre, las tradicionales élites de la ciudad temen por igual a los rumanos –a veces menudean por la calle del Mar– y al severo descrédito de algunos discursos de la emergente derecha local.

Vendrell es categórico: “En mi barrio hay racismo. ¿Cómo no si en la calle tienes la sensación de vivir en Marrakech?”. En pocos años, las zapaterías, tiendas de moda y relojerías de la calle Xile dieron paso a una sucesión de locutorios, puestos de kebab y carnicerías halal.
Vendrell admite que algo ha mejorado en los últimos tiempos (de hecho, el jueves pasado desahuciaron a un rumano en el barrio), pero está convencido de que “esto se ha empezado a mover porque los del PP han apretado a los socialistas”.

El patriarca de los gitanos de Sant Roc, el Tío Manuel, dice que “aquí los problemas los arreglamos nosotros. Les llevamos treinta años a los gitanos rumanos, y les enseñamos a comportarse, a no tirar la basura por la ventana. La cosa ha mejorado. A los primeros ya los hemos educado”. Y el que no atiende a razones puede ser desterrado.
Manuel es tal vez el más crítico con la estrategia política del PP. “Está azuzando a la gente. Eso no está bien. Lo de Francia tampoco. Nos están metiendo a todos en el mismo saco, en el de los delincuentes. Y eso es un paso atrás”, advierte.

L’eurodiputada Sanchez-Schmid

lleva dieciséis años trabajando en programas de integración de gitanos, “en especial –explica– de los niños”, desde el Ayuntamiento de Perpiñán. Y en el Parlamento europeo comparte con húngaros, búlgaros y rumanos una comisión para mejorar sus condiciones. Convencida de que es necesario hablar “con franqueza y de cara sobre los aspectos más feos de la inmigración”, también cree que “la expulsión de gitanos ha de ser la última solución”. Pero ninguna de esas ideas aparecieron en el relato que se hizo en su visita: estaban en Badalona, declarada zona de conflicto.

Hace cinco años, la primera manifestación contra los rumanos en la Salut empezó por un motivo bien sucio. A la vuelta del trabajo, un vecino halló inundada de heces su casa. Los inquilinos de los bajos habían atascado los bajantes de modo que todo lo acumulado buscó la salida más próxima. Toda una metáfora. No debería volver a ocurrir.

El número de extranjeros residentes en Badalona no es excepcional. Con 33.000 inmigrantes, sobre una población total de 219.000, sitúa a Badalona, con un 15,07%, por debajo de los porcentajes de otros municipios comparables. Así, l´Hospitalet alcanza el 22% y Santa Coloma de Gramenet, el 21%

Puede ocurrir que el Partido Popular logre romper aquí la barrera que le ha vedado el paso en los municipios de la periferia, aunque tendrá muy difícil gobernar porque la estrategia sobre la inmigración de sus líderes locales está abriendo brechas en lo personal. Algunos concejales socialistas y de CiU han sido amenazados porque son “amigos de los moros”. Hay cosas que no se olvidan.